2009-08-07 5524 lecturas
Arturo Alejandro Muñoz
especial para G80
El infiltrado Uribe abrió la puerta a la ocupación militar extranjera
Presidente colombiano renuncia a su origen traicionando no sólo a su propia patria, sino también a toda Sudamérica al entregarle a USA territorios para la instalación de bases militares.
Este año 2009 contendrá una infamia para América del Sur en su geografía y en su soberanía política. Nueve bases norteamericanas estarán celebrando el Año Nuevo dentro de algunos meses, lo cual significa entonces que en nueve lugares del subcontinente habrá paso prohibido para los latinoamericanos pues allí estarán los militares del imperio gringo “festejando” nuestros bicentenarios independentistas.
El Presidente colombiano Álvaro Uribe les abrió puerta y camino a los invasores imperiales, olvidando que para los yanquis no existen los amigos, sino solamente los intereses. Hace algunos meses, Uribe había firmado –junto a los países de UNASUR- el acuerdo internacional de combatir y luchar “latinoamericanamente” contra el narcotráfico y el terrorismo, pero ha borrado de una plumada su compromiso reemplazando el acuerdo en comento con un trato especial dispensado al país del norte de América.
¿Era necesaria tamaña estulticia? ¿Requiere Colombia significante traición a sus hermanos latinoamericanos para combatir un narcotráfico cuyo propiedad y destino es exactamente Estados Unidos? Imposible negar lo anterior, ya que en Ciudad Juárez (frontera de México con USA), la llamada “cadena del delirio” (cocaína y marihuana) es administrada por carteles mexicanos asociados a empresarios estadounidenses, los que a su vez realizan un doble comercio pues son estos últimos quienes introducen ilegalmente a Ciudad Juárez –desde El Paso- los arsenales de armas con las que el mismo imperio nutre a los grupos mexicas de narcos.
Entonces, el objetivo de Washington en Sudamérica no es el narcotráfico, ni tampoco el combate contra las guerrillas de las FARC, sino, específicamente, apropiarse de la Amazonía y de sus extensos recursos hídricos, minerales y forestales. El caucho, la madera, el petróleo, los diamantes, las hoyas hidrográficas…son elementos suficientes para tejer redes de engaño y adueñarse de un vasto territorio que el gigante brasileño comparte con Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Bolivia (*: ver nota al final de este artículo).
El gobierno gringo aduce que “solamente USA tiene capacidad tecnológica, científica, económica y militar para preservar ese pulmón de la humanidad, lo que se ha convertido en un llamado indeclinable a la responsabilidad del pueblo norteamericano en beneficio del planeta” (Condoleeza Rice, mayo 2006). Además, desde hace un quinquenio, en el brasileño Estado amazónico de Roraima –fronterizo con Colombia y Venezuela- ya existe una base “científica” administrada y habitada por norteamericanos y japoneses, los que cercaron la zona con vehículos y guardias armados impidiendo el ingreso a los habitantes de la zona, brasileños que por siglos realizaban actividades comerciales de un punto a otro en el lugar.
No se requiere contar con muchas luces intelectuales para percatarse que desde la Amazonía el establishment norteamericano tendrá acceso directo (bélico, económico, mediático) a los países que actualmente no le son incondicionales, como Venezuela, Ecuador y Bolivia. Se trata entonces de una pre-invasión, o una pre-conquista de territorios que interesan a un dominador que ante la comunidad internacional carecía de argumentos para dejar caer sus ejércitos sobre ellos…hoy, Álvaro Uribe le ha solucionado a EEUU su principal problema en la región.
Pocas dudas asisten respecto a que en el futuro mediato, ese mismo ‘dominador’ avanzará hacia el sur en procura de los mayores recursos planetarios de agua dulce (glaciares, fiordos y campos de hielo) ubicados en la zona austral de Argentina y Chile. Cual plaga de langostas, el empresariado predador transnacional –con casa central en USA y protegido por las armas de esa nación- irá dejando en su avance una estela de territorios baldíos luego de explotarlos de forma inmisericorde, contaminando regiones y países, empobreciendo a gobiernos locales y haciendo flamear la mentira de siempre: “estamos aquí en beneficio de la paz, la justicia y el progreso”…frases que acostumbraban pronunciar los imperios invasores registrados por la Historia.
No obstante, toda tragedia encierra también –aunque en grado ínfimo, y lejano al nivel de la fantasía- una poción de buenaventura. Si tuviésemos los chilenos la pésima ocurrencia de elegir un gobierno “tipo Uribe” que se bajara los pantalones frente a Washington y entregase suelo nacional para el establecimiento de bases militares yanquis, nuestro país se convertiría en un nuevo territorio ocupado por el agresor, pero también estaría frente a la posibilidad de deshacerse del enorme costo que significa mantener económicamente fuerzas armadas propias (ejército, marina y aviación), pues, ¿para qué gastar miles de millones de dólares en soldaditos criollos, naves para pasear por el mar y avioncitos de segunda mano si los gringos ya están a cargo? ¿Para qué seguir cuidando fronteras y discutiendo sobre límites tales o cuales si el imperio predador se ha adueñado de todo el continente?
Por angas o por mangas, para quienes vivimos en estos lados del planeta, el futuro –gracias al entreguismo traidor y barato de Álvaro Uribe- se avizora poco halagüeño, pues no debemos olvidar que el ejemplo dado por el inefable mandatario colombiano puede cundir en nuestros pagos, ya que personajes como Sebastián Piñera y Andrés Allamand concurrieron de motu proprio a una clasesota de terrorismo estatal dictada por el presidente de Colombia a bordo de un avión que sobrevoló parte de la selva de ese hermoso país.
¿Ese tal Uribe, es realmente colombiano, o se trata de un infiltrado CIA en las huestes sudamericanas? A estas alturas de los acontecimientos, uno puede sospechar cualquier cosa.
No obstante, y en beneficio de la prístina verdad, habida consideración que Chile se encuentra inundado por los efectos de la campaña presidencial, sano, oportuno y bueno sería que los candidatos al sillón de O’Higgins, aquí y ahora, manifestaran su opinión clara y contundente respecto de este delicado tema.
Ahí veríamos cuántos pares son tres moscas…así como también el país exigiría la opinión oficial del generalato de nuestras fuerzas armadas, puesto que permitir la instalación de bases militares extranjeras en suelo patrio importa aceptar una invasión foránea.
NOTA (*): Durante un debate en una universidad de Estados Unidos, hace ya cinco años, le preguntaron al ex gobernador del Distrito Federal (Brasilia) y Ministro de Educación de Brasil, CRISTOVÃO BUARQUE, qué pensaba sobre la internacionalización de la Amazonia. Un estudiante introdujo esa pregunta, agregando que esperaba la respuesta de un humanista y no de un brasileño. Ésta fue la respuesta de Cristóvão Buarque:
”””' Realmente, como brasileño, sólo hablaría en contra de la internacionalización de la Amazonia. Por más que nuestros gobiernos no cuiden debidamente ese patrimonio, él es nuestro.
Como humanista, sintiendo el riesgo de la degradación ambiental que sufre la Amazonia, puedo imaginar su internacionalización, como también de todo lo demás, que es de suma importancia para la humanidad. Si la Amazonia, desde una ética humanista, debe ser internacionalizada, internacionalicemos también las reservas de petróleo del mundo entero. El petróleo es tan importante para el bienestar de la humanidad como la Amazonia para nuestro futuro. A pesar de eso, los dueños de las reservas creen tener el derecho de aumentar o disminuir la extracción de petróleo y subir o no su precio. De la misma forma, el capital financiero de los países ricos debería ser internacionalizado. Si la Amazonia es una reserva para todos los seres humanos, no se debería quemar solamente por la voluntad de un dueño o de un país. Quemar la Amazonia es tan grave como el desempleo provocado por las decisiones arbitrarias de los especuladores globales. No podemos permitir que las reservas financieras sirvan para quemar países enteros en la voluptuosidad de la especulación. También, antes que la Amazonia, me gustaría ver la internacionalización de los grandes museos del mundo. El Louvre no debe pertenecer solo a Francia. Cada museo del mundo es el guardián de las piezas más bellas producidas por el genio humano. No se puede dejar que ese patrimonio cultural, como es el patrimonio natural amazónico, sea manipulado y destruido por el sólo placer de un propietario o de un país. No hace mucho tiempo, un millonario japonés decidió enterrar, junto con él, un cuadro de un gran maestro. Por el contrario, ese cuadro tendría que haber sido internacionalizado. Durante este encuentro, las Naciones Unidas están realizando el Foro Del Milenio, pero algunos presidentes de países tuvieron dificultades para participar, debido a situaciones desagradables surgidas en la frontera de los EE.UU. Por eso, creo que Nueva York, como sede de las Naciones Unidas, debe ser internacionalizada. Por lo menos Manhatan debería pertenecer a toda la humanidad. De la misma forma que París, Venecia, Roma, Londres, Río de Janeiro, Brasilia... cada ciudad, con su belleza específica, su historia del mundo, debería pertenecer al mundo entero. Si EEUU quiere internacionalizar la Amazonia, para no correr el riesgo de dejarla en manos de los brasileños, internacionalicemos todos los arsenales nucleares. Basta pensar que ellos ya demostraron que son capaces de usar esas armas, provocando una destrucción miles de veces mayor que las lamentables quemas realizadas en los bosques de Brasil. En sus discursos, los actuales candidatos a la presidencia de los Estados Unidos han defendido la idea de internacionalizar las reservas forestales del mundo a cambio de la deuda. Comencemos usando esa deuda para garantizar que cada niño del mundo tenga la posibilidad de comer y de ir a la escuela.
Internacionalicemos a los niños, tratándolos a todos ellos sin importar el país donde nacieron, como patrimonio que merecen los cuidados del mundo entero. Mucho más de lo que se merece la Amazonia. Cuando los dirigentes traten a los niños pobres del mundo como Patrimonio de la Humanidad, no permitirán que trabajen cuando deberían estudiar; que mueran cuando deberían vivir. Como humanista, acepto defender la internacionalización del mundo; pero, mientras el mundo me trate como brasileño, lucharé para que la Amazonia, sea nuestra. ¡Solamente nuestra! “”” (Cristovao Buarque es primo-hermano del músico Chico Buarque de Holanda). Arturo Alejandro Muñoz
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