2009-06-27 6019 lecturas
Arturo Alejandro Muñoz
especial para G80
Talibanes católicos y tribunal ahistórico, unidos en estulticia décimononica
“CHILE REGRESÓ AL siglo diecinueve”; esa fue la expresión que salió del corazón y mente de un amigo estadounidense, eterno votante del Partido Republicano, con quien mantengo nutrida correspondencia desde hace un lustro. Se refería este buen gringo al dictamen de la Contraloría General de la República en relación a la distribución de la llamada ‘píldora del día después’.
A objeto de no caer en errores, es sano informar que Stanley (es el nombre de mi amigo) profesa la religión luterana y es un activo participante de los ritos correspondientes, así como de sus enseñanzas y obligaciones, por lo que su comentario relativo al levonorgestrel no puede ni debe ser atribuido a un agnóstico ni menos a un ateo absoluto (a menos. Claro, que el Dios de los católicos sea más ‘supergod’ que el Dios de los luteranos, mormones, judíos, musulmanes, etc.).
Para este ‘gringueli’ resulta no sólo contradictoria la actitud de ciertos militantes derechistas, sino también risible y muy ‘tercermundista’, ya que han sido tiendas partidistas como la UDI y RN –y sectores sociales acomodados económicamente- quienes desde siempre postulan exigencias que lleven a Chile y su gente a “tener actitudes, cultura, civilización y políticas al estilo estadounidense”. No obstante, en algunos casos (y en este, muy particularmente), esos militantes conservadores de Pelotillehue se alejan cósmicamente de los norteamericanos de USA, ya que allá, en el país de Obama, muchos Estados reparten gratuita y sistemáticamente la famosa píldora entre las alumnas de escuelas públicas.
Para los norteamericanos, europeos, oceánicos y asiáticos el uso femenino de la mentada píldora es algo tan normal como para nosotros los varones recurrir a un preservativo si la ocasión lo amerita…o lo exige. La propia OMS (Organización Mundial de la Salud, dependiente de la ONU) ha planteado formalmente el uso de esta anticoncepción eficaz para prevenir el embarazo.
Pero, en nuestro país –desarrollado solamente a medias tintas y colijunto a tintas enteras- surgió un grupúsculo de fundamentalistas católicos berreando a grito pelado contra cualquier tipo de anticoncepción que no sea el (según ellos) muy católico y ya indesmentiblemente desechado “método de Ogino”, basado en la abstinencia sexual durante los días fértiles calculados por la fecha de ovulación femenina.
Como se sabe, la Contraloría General de la República en un dictamen reciente prohibió a las municipalidades y a los entes públicos o privados (ONGs y clínicas), la distribución gratuita de la píldora a mujeres de escasos recursos. El mencionado dictamen se produjo a raíz de que 36 parlamentarios de la Alianza por Chile (UDI y RN) presentaron el año pasado en el Tribunal Constitucional un requerimiento para prohibir oficialmente la entrega del levonorgestrel -o ‘píldora del día después’- en los consultorios, aspecto que fue aceptado por ese tribunal, y posteriormente los legisladores, encabezados por el abogado Jorge Reyes, hicieron una presentación parecida ante la Contraloría.
Más allá de cualquier mañosa interpretación ‘valórica-religiosa’, queda la sensación de que un porcentaje menor de la clase dominante desea administrarle el sexo a los chilenos…o ‘gerenciar’ penes y vaginas ajenas, ya que esos epítomes de la moral del medioevo no han podido hacerlo con sus propias cónyuges, muchas de las cuales copan –viajando semi escondidas en el auto del amante de turno- moteles y departamentitos ‘a media luz’ en Santiago, Viña, Valparaíso y todas las ciudades importantes de esta larga y angosta faja de tierra.
Poca duda cabe -a estas alturas del nivel alcanzado por la información masiva- que un gran número de esos mismos “moralistas talibanes católicos” presenta un alto porcentaje de ‘gorreo’ por parte de sus esposas, novias o ‘amiguitas’. Un dato para la causa: Chile es el país latinoamericano que posee, porcentualmente, más moteles en América Latina.
Hace algunas décadas tuve en suerte participar en calidad de analista en una investigación universitaria referida a estos mismos asuntos (Universidad de Chile, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, Escuela de Servicio Social, año 1972), y luego de haber deducido e inducido centenares de datos y variables se llegó a la conclusión de que –siempre porcentualmente- la gente de situación acomodada en lo económico era la que mayor cantidad de ‘engaños y amantes’ presentaba en el país.
Vale decir que, entonces, sumando y restando, la clase social a la que pertenecen los actuales ‘moralistas talibanes’ es la que presentaba, cuarenta años atrás, los volúmenes más significativos de ‘pecados’ extra maritales, así como también –porcentualmente- el mayor número de abortos (siendo Buenos Aires, Miami y New York las ciudades más requeridas por la aristocracia pelotillehuense para tales efectos). ¿Habrá variado esa estadística de ayer a hoy?
Tal vez sí…quizá no, pero lo que resta por decir es que suena divertido enterarse de que los ‘engañados principales’ o ‘cornudos habituales’ sean hoy quienes constituyen el grupúsculo de machos fariseos golpistas -y fachos reconvertidos al mesianismo talibán- que intenta administrar gónadas, clítoris, semen, penes, vaginas, eyaculaciones, orgasmos, masturbaciones, coitos y cuanto monte de Venus y escrotos existan en este país retrógrado.
Por cierto, tales humanos seudo civilizados están intentando pescar albacoras en el desierto, ya que la juventud ni siquiera atiende a sus afiebrados mensajes, pues cada fin de semana la muchachada enciende motores y se lanza en un carrete que, en número significativo de casos, deriva en encuentros carnales apasionados. La verdad es que la juventud, respecto de los talibanes fundamentalistas encabezados por algunos cuestionables obispos católicos y por el retrógrado abogado pinochetista Jorge Reyes, experimenta una especie de “otitis rectal”, vale decir, los jóvenes escuchan lo que esos tipos dicen, pero les importa una maldita raja.
La rueda de la historia no puede ser anclada con clavos viejos ni con tornillos nuevos…simplemente no puede ser anclada porque seguirá girando aun a pesar de los ultramontanos fanáticos y extemporáneos. A este grupo de dinosaurios moralistas y australopitecus religiosos se ha sumado el señor Ramiro Mendoza Zúñiga, un derechista a ultranza cercano al Opus Dei, que funge de Contralor de la República en un país que, día a día, cuenta con mayorías ciudadanas proclives a la modernidad sin apellidos.
Ese minúsculo grupillo de fanáticos logra que cada día Chile se mantenga alejado de la sociedad moderna, civilizada y libre, procurando en cambio un estancamiento que deja felices a ciertos poderosos, los que no cejan en sus intentos por contar con una enorme reserva de mano de obra barata, para lo cual recurren a la religión colocando en labios de algunos de los líderes de esa corriente filosófica –Jesús, Mateo, Lucas, etcétera- frases e ideas que definitivamente nunca pronunciaron pero que, en cambio, vienen como anillo al dedo a los intereses de la clase dominante. Arturo Alejandro Muñoz
Comenta con ayuda de Facebook(*) (Habilitado el 11 de diciembre del 2009):
¡OJO! Se puede comentar escribiendo un mail (no se muestra es solo para validacin) o con cuenta de Facebook.
(*)Algunas versiones de Internet Explorer bloquean esta herramienta social, sugerimos navegar con Firefox, Safari, Opera, Chrome u otro navegador web para hacer y leer los comentarios |
|