2009-04-21 2545 lecturas
Comunicaciones G-80
Destacado dirigente sindical de los estibadores
FALLECIÓ DANTE CAMPANA
Reproducimos discurso hecho en su despedida el 19 de abril en Concepción.
Sucede con algunas personas que, tanto en su vida como en su muerte, no pueden ser reducidos a sus particularidades, así sucede con Dante Campana. Me explico:
No se puede reducir a Dante a haber sido un buen padre de familia, que sí lo fue; no se puede reducir a Dante a un buen dirigente sindical, que también lo fue; no se puede reducir a Dante a su condición de artista, cuestión, por lo demás, desconocida por muchos; No se puede reducir a Dante a su calidad de excelente educador, que también lo fue, y muy bueno.
 Dante dirigiendo una movilización de estibadores
Dante alcanzó, como pocos, el más alto peldaño en la escala del ser humano: fue un Revolucionario, tal y como lo dijo el Che.
Y fue un Revolucionario desde temprana edad, cuando junto a un grupo de estudiantes secundarios participó en la fundación del FER, el Frente de Estudiantes Revolucionarios: tenía 15 años y estudiaba en el Liceo N° 1 de hombres de Concepción.
Luego ingresa a Odontología en la Universidad de Concepción, se incorpora al MUI de esa universidad y, ya como estudiante de Medicina se incorpora al Movimiento de Izquierda Revolucionaria, MIR.
Pero, decíamos que Dante fue un Revolucionario y lo fue más allá de las Organizaciones Políticas en las que participó, aun cuando fue en la militancia política donde forjó su condición de Revolucionario.
¿Y qué significaba para Dante ser Revolucionario?: significaba "ser del Pueblo", poder decir "soy el Pueblo", que no es lo mismo que ser popular, claro está. Dante era del Pueblo que lucha, del Pueblo Rebelde, el que no acepta la explotación del hombre por el hombre y se alza en contra de los que explotan y contra de los débiles e indecisos de conciencia y espíritu que guardan conformidad y se mantienen tranquilos a pesar de la profunda inhumanidad de la sociedad.
Desde que Dante, apenas tuvo un grado mínimo de conciencia política y madurez sicológica, se puso del lado de los que crean las riquezas y le son arrebatadas por sus patrones. Y nunca cambió de bando, no se exilió, no pidió limosnas ni favores, ni nunca traicionó para asegurarse su futuro personal.
Para Dante su realización personal pasaba por la realización del Pueblo, pasaba por su liberación de las cargas a las que le someten, pasaba por la verdadera Democracia Popular.
Y hoy, en esta tarde, le rendimos homenaje, como revolucionario que fue, como revolucionarios que queremos ser, y le rendimos homenaje también por su incansable condición de constructor político.
Dante, donde estuvo, fue un constructor de organización del Pueblo, siempre fue un militante, un luchador del Pueblo. Porque, a veces, uno escucha de luchadores que fueron capaces de morir por lo que creían, pero pocas veces vemos dar la vida, es decir, vivir el día a día según lo que se cree, consecuentemente.
Lo vimos firme junto a su Sindicato de Eventuales, tratando de darle vida a la Coordinadora Nacional Marítimo Portuaria, repartiendo volantes en las calles, llevándole apoyo a los trabajadores en huelga, lo vimos en los funerales de Rodrigo Cisterna, lo vimos intentado levantar la Caja de Ahorro Previsional de los trabajadores eventuales, participando en mesas de trabajadores, creando Escuelas de Formación, formando jóvenes, etc., incansablemente, con un espíritu de autocrítica feroz, viendo cada día cómo mejorar lo hecho. Y lo vemos hoy, acompañado por su Pueblo.
Dante, hasta el último día que su cuerpo y su mente se lo permitieron estuvo firme luchando por la Revolución, fiel a sus principios políticos y morales.
Dante, en su madurez política, decía que si el actual diagnóstico político es que el Pueblo está desconstituido, si carece de una configuración como sujeto histórico y político, la tarea de los revolucionarios hoy, no es crear organización política que representen al Pueblo, a un supuesto Pueblo organizado, sino que la tarea de los revolucionarios hoy es la de crear organización en el seno del Pueblo, es decir, organizar al Pueblo, a fin de que éste sea. Y para esto hay que ser del Pueblo, no mirarlo desde la vereda cuando marcha. No bastan ni sirven las Organizaciones secretas y lejanas para los mismos trabajadores y que permiten a sus militantes tener dos vidas: la normal, del día a día, y la "especial", de revolucionarios. No, así no pensaba Dante y así no era su política.
Y, señalaba que, si el objetivo estratégico es la Reconstitución del Pueblo como sujeto histórico y político, son necesarias hoy tres tareas simultáneas:
.- La Organización del Pueblo, en el seno del mismo, .- La lucha en contra del Capital, .- El rearme teórico de la clase. El cumplimiento de estas tres tareas nos permitirán superar el estado de fragmentación en que nos encontramos tanto los organizados y los desorganizados, aumentar el nivel de conciencia revolucionaria, mejorar la calidad revolucionaria y popular de las organizaciones políticas, generar un discurso y una praxis común y levantar así la Organización del Pueblo que se enfrente decisivamente contra los explotadores y el Pueblo los haga pagar por sus actos. Solo así hay posibilidad de Victoria.
En todo caso, hay que decir que Dante señaló claramente: No hay Victoria Final, siempre hay y habrá algo que revolucionar. Lo estático no es revolucionario y la Democracia siempre se puede mejorar, aunque sea la Democracia obrera. Incluso señaló una vez que el día en que la Revolución se institucionalice y le quite la dirección del proceso al Pueblo, entonces ese día hay que iniciar el proceso de Revolución dentro de la Revolución.
Dante, hombre sencillo del Pueblo, como luchador y Revolucionario que fuiste y que sigues siendo, en especial para quienes estuvimos cerca de ti, significas, además, un impulso, una llama de lucha que traspasó edades, que rompió las barreras del tiempo y las derrotas del pasado, para entregar tu experiencia, lucha y convicción a las nuevas generaciones, a aquellas que rodeadas del sin sentido y el olvido del mundo actual, encontraron en tu persona nuevas esperanzas de rebeldía para luchar por una realidad social diferente, sin clases, sin explotación.
Dante, nos dijiste un día, en broma, pero con toda convicción, que estabas contento porque ya estaban listos los jóvenes para continuar la lucha revolucionaria y que te podías morir tranquilo. Esperamos estar a la altura de tu convicción.
No tenemos otro camino que seguir luchando, mientras las cosas sigan como están no tenemos otra alternativa y no es, por lo tanto, tiempo de llorar o lamentarse (a pesar del dolor y la ausencia terrible): es tiempo de seguir combatiendo.
Dante, compañero, ¡hasta siempre!
UNIDAD, MEMORIA, ACCIÓN: ¡REVOLUCIÓN!
Concepción, 19 de abril de 2009
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