2009-03-10 10009 lecturas
Arturo Alejandro Muñoz
especial para G80
Casaminento a la chilena, en Coltauco y con tele
FUE TODO UN acontecimiento para la gente del sector del Almendro, en Coltauco. ¡¡Era que no!! Se casaba la hermosa Karina con el simpático Carlitos. Dos cabros que representan el alma de esta comuna. Y venía la tele a filmar el casorio, encabezada nada menos que por esa chiquilla que el año pasado fue reina del festival de la canción de Viña del Mar...la Diana Bolocco.
Los productores del programa "Cásate conmigo" (Canal 13 de TV de la Universidad Católica) decidieron viajar con sus equipos hasta la rural comuna de Los Álamos y la Fruta para filmar, desde el día anterior, todos los detalles de un verdadero casamiento a la chilena. Ya estamos en condiciones de afirmar que los camarógrafos, sonidistas, choferes, periodistas, tramoyas y personal del conjunto de baile, se comieron hasta las hojas de los nísperos y se tomaron incluso el agua de los floreros...aún más, sabemos que cuando se les acabó el trago, muchos de ellos se dieron de cabezazos contra la pared para lograr marearse.
¡¡Qué tipos más peligrosos con un vaso al frente y con un tenedor en las manos!! Sale más barato regalarles un terno a cada uno, pero no invitarlos a almorzar. Lo que no se entiende es por qué los directivos del ‘Trece' pagan tanta plata a sus funcionarios...total, con todo lo que estos tragan y chupan a la bolsa cuando andan trabajando cámara al hombro, ¿para qué necesitan billete largo? En fin, la envidia hace hablar estupideces y me doy por aludido.
Hasta que llegó el día del casorio. La capilla del Almendro estaba ornamentada y hermosa; los vecinos vaciaron sus casas y se agolparon en los sitios aledaños para ver el paso de los huasos, las carretas, los novios y, por supuesto, la tele y la Bolocco. El famoso conjunto folclórico ‘Coltauco' amenizó la misa y les puso cuecas a los novios. Es que tocan y cantan tan re bien esos cabros. Además, cobran barato...y comen poquito, parecen canaritos.
Alguien del público preguntó si el señor alcalde y los concejales se harían presentes en ese magno evento. "No están invitados", dijo un familiar de la novia. "Chisss...no invitan al alcalde, pero invitan a uno de los reporteros del Paskin", reclamó un vejete con cara de concertacionista momio que espantaba, pero al que nadie conocía. Se estaba refiriendo al suscrito, pero ni me arrugué ante el navajazo oral. Además, yo andaba con flor de pinta y muy requete bien acompañado.
Y para que no queden dudas respecto a que los novios son vecinos míos, también me invitaron oficialmente al comistrajo, al bailongo y a la filmación de la fiesta. Mejor dicho, el invitado era The Paskin, pero como yo vivo en Coltauco, al Luigi y a los malacatosos vagos de la Plaza (rechinando los dientes de rabia y chasqueando las lenguas de pura sed) no les quedó otra que aceptar mi presencia en el casorio, en calidad de ‘enviado especial'...dije "enviado", y no "ENVINADO especial", como aseguró el borrachín del Almonachicha.
Bueno, lo importante es que la misa estuvo de película. Cuando entró la novia a la capilla, pareció que se iluminaba la noche...es que Karina es tan re bonita oiga...ni le digo...mejor échele un ojo a esta fotito para que me encuentre la razón (y de pasadita péguele una luqueada al novio, que va en la foto posterior acompañado de su señora madre):
Y después de la ceremonia religiosa nos fuimos a la fiesta. Una enorme carpa (de esas elegantes y grandotas) nos esperaba en la calle Ignacio Carrera Pinto. Allí estaban también los chatos de la tele que animarían el almanaque de los invitados, que éramos más de doscientos. Los huasos, amigos del novio, tuvieron que sacarse las mantas y dejar los caballos ‘estacionados' en el huerto de Angelito, que está al frente de la casa de la novia, porque toda la ‘avenida' estaba ‘colmatada' de automóviles y vehículos de los invitados y de Canal 13. Como yo vivo a veinte metros de ese lugar, llegué a pata, y con gran confianza en cuanto a chupar hasta morir porque no requería manejar ni que me subieran agonizando de curado a un colectivo en la madrugada. Total, tambaleando o arrastrándome, llegaría fácilmente a mi rancha.
Dentro de la gigantesca carpa la fiesta era de lujo. Los del Trece filmaban como malos de la cabeza todo lo que pasaba, lo que se decía y lo que se tomaba. Como ya es costumbre, me pongo ‘agudo' únicamente en los momentos en que hay que pechar, pegar en la pera, o pedir un préstamo...es así que entendí rápidamente cuán importante era lograr un ‘monito' con la Diana Bolocco, ya que esa fotito era la única que con seguridad interesaría a los lectores del Paskin y a los editores alcoholizados que lo dirigen. Con enorme y socrática sapiencia, me dije a mí mismo: "sácate una foto con la Diana antes que te agarre volando bajo ese gringo'e mierda llamado Johnny Walker, o te baldee las tripas esa muchacha apellidada Piscola".
Apuré el tranco y obtuve premio, ya que esta chiquilla (Diana Bolocco) -según supe más tarde- andaba algo nerviosona preguntándoles a los productores del programa de televisión si era cierto el rumor que recorría el lugar señalando que "un reportero del diario The Paskin estaba en la fiesta". Corrí a tranquilizarla tomándola de los hombros y mirándole fijamente a sus ojos, con mis pupilas de calma observancia brillando tenuemente para no provocarle mayores angustias. Cruzamos breves palabras y ella, ruborizándose un tanto, aceptó fotografiarse conmigo solicitando que por favor no la agarráramos para el palanqueo en el diariucho, porque aseguró que allá en el canal "hay mucha gente que lo lee como si fuera la Biblia".
Debo reconocer hidalgamente que, sin conocerla personalmente, yo no tenía buena impresión de esta chiquilla en cuanto a su cualidad humana, pero me equivoqué y me alegro de ello. La muchacha no es solamente simpática, sino también muy sencilla, muy "del lote", alegre y llana a hacerle grata la vida a quienes se topan con ella. Esa noche debe haberse fotografiado unas cien veces, y tal vez quedo corto en el guarismo. En ningún momento mostró desagrado, o dejó de sonreír. Siempre estuvo dispuesta a posar junto a quien lo solicitara. Uno de esos solicitantes fui yo. He aquí el resultado:
Después, cumplida la responsabilidad principal, me dediqué a lo que mejor hago: comer, chupar, bailar y divertirme. Aunque, nótese algo significativo, en esta última fotografía ya me había sacado la corbata...ergo, andaba con más de tres litros en el estanque cuando aún no era la medianoche.
Para que los Vagos de la Plaza se hinchen de envidia y de rabia, debo informar a quienes leen estas líneas que en esa fiesta había...ejem...había "bar abierto", y los dos muchachos que oficiaban de barman conocían a la perfección su pega, por lo que debo confesar que ninguno de los tragos que me embuché pecó de aguado o de desabrido. Todo lo contrario. Afortunadamente hubo también comistrajo, lo que llegó en salvataje de mis tripas. ¿Es necesario detallar el menú? Creo que no, pues todos los lectores -cual más, cual menos- ha estado participando en algún evento similar...o ha sido invitado al lanzamiento de la campaña de algún político de esos ‘importantes' (claro que en estos casos, las empanaditas de queso, los canapés de centolla y las brochetas de carne, están contadas y destinadas: no más de una por nuca). En cambio, en esta fiesta "a la chilena" sobró de todo y nadie puede quejarse.
Hubo un momento -cuando aún me encontraba con mis cinco sentidos enhiestos- que pensé cuán bueno habría sido que Luigi y los vagonetas de la Plaza hubiesen estado allí, para que de esa laya tomaran debida cuenta de cómo tiene que estructurarse un evento social de relevancia, y no como aquel que realizaron en diciembre pasado para festejar a los "columnistas y articulistas que colaboran con The Paskin", pues en aquella triste ocasión entregaron un pitcher de cerveza para tres columnistas y dos empanadas de queso para cuatro colaboradores. Y después, al finalizar el ‘festejo', el muy fresco del capitán Pesadilla le pidió a uno de los articulistas que le prestara diez lucas porque tenía que llevar el pan, tres cebollas, media docena de huevos y medio kilo de carne molida a su casa.
Volviendo al tema que nos convoca, termino afirmando que el casamiento a la chilena estuvo ‘del uno'. Además, ya en la madrugada, la niña Bolocco procedió a realizar el concurso principal del programa, cuyo resultado -si los novios y los invitados cumplían las tareas encomendadas- era una luna de miel en Salvador, Bahía, nordeste de Brasil...en la tierra del escritor y poeta Jorge Amado...en los mismos lugares por donde trajinaron algunos de sus más famosos personajes, como doña Flor y sus dos maridos. Por cierto, la luna de miel completita (pasajes aéreos y estadía) la paga Canal 13 de TV de la Universidad Católica de Chile.
¿Quiere saber cuál fue el resultado del concurso, cuando los gallos ya habían cantado varias veces al amanecer? Humm...tendrá que esperar hasta el mes de septiembre del 2009, en plenas Fiestas Patrias, para enterarse de ello, pues en esa fecha Canal 13 emitirá este capítulo del ‘Cásate conmigo' que, en Coltauco, filmó un matrimonio a la chilena...en el cual estuvo presente su diario regalón: The Paskin.
Arturo Alejandro Muñoz
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